Luego de que el panameño Makano abriera la noche con puntualidad para presentar su placa debut Te amo, llegó el turno del “bandolero” puertorriqueño que cerraría el show: Don Omar. El intérprete de Ronca subió a las 23 y ofreció durante 80 minutos un espectáculo ágil y con mucha comunicación con el devoto público mendocino.
Acompañado por una banda de nueve músicos (dos coristas, dos percusionistas, batería, bajo, guitarra, violín y un Dj), Don Omar paseó por diferentes épocas de su repertorio en el gran escenario montado para este festival internacional. Tres pantallas gigantes, seis pantallas LCD, luces coloridas y dinámicas, sonido claro y con la debida potencia que los meneos del reggaetón requieren, y efectos especiales como fuego, humo, vapor, lluvia de confetti, y fuegos artificiales fueron los ingredientes de esta propuesta de gran despliegue técnico. Como siempre, no faltaron los imprevistos, y cuando el Dj del conjunto se quedó sin sonido Don Omar minimizó la falla con buen humor: “Quédense tranquilos que esto pasa hasta en el show de Madonna”.
Otro aspecto visual que no podía faltar y le sumó mucho al show fue la danza. Un grupo de tres bailarinas y dos bailarines rodeaba permanentemente al cantante con enérgicas y sensuales coreografías, sobre todo en los hits más movidos y conocidos.
Cada paso de baile, con muchos “perreos” con explícitas connotaciones sexuales, eran aplaudidos y festejados por el heterogéneo público local que iba desde niños de alrededor de cinco años hasta adultos mayores.
Dale Don Dale, Otra noche, Salió el sol y Ojitos chiquititos fueron algunos de las composiciones que hicieron bailar a los presentes, quienes también disfrutaron de un popurrí de baladas en las que se lucieron los coristas de la estrella latinoamericana.
Don Omar besó una bandera argentina y se despidió de sus fans con carisma pero sin ningún bis.
Incertidumbre al final
Una vez que la estrella dejó el escenario, comenzó un video clip que repasaba la carrera de Don Omar. Mientras tanto, la gente esperaba el correspondiente bis o, en su defecto, el advenimiento de la tercera agrupación musical anunciada. Graves falencias de comunicación y organización debieron padecer los presentes, que fueron advirtiendo paulatinamente que los cubanos de Chapa C no se presentarían y la subsiguiente reacción fue comprensible.
Comenzaron abucheos, silbidos y algunos botellazos hacia el escenario, en reclamo por la ausencia tanto del artista como de alguna voz responsable que dé explicaciones. Resignados, los reggaetoneros mendocinos dejaron el estadio con mala cara y un sabor amargo.
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